De la biología a la divulgación: mi camino con la microbiota.
Entender la microbiota es aprender a cuidarnos desde dentro.

– “La salud empieza en el intestino, pero se transforma cuando la entendemos.”

Mónica Pérez
Bióloga y creadora de Somos Microbiota
Mi camino hasta aquí

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Primeros pasos…
Nací en Zaragoza en 1993 y desde pequeña me fascinaba entender cómo funciona el cuerpo humano. Esa curiosidad me llevó a estudiar Biología en la Universidad de León, donde empezó mi camino científico.
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El descubrimiento de la microbiota
En este camino descubrí la microbiota, un mundo invisible que influye en la digestión, las hormonas, las emociones y mucho más. Con esa pasión nació Somos Microbiota, una comunidad en Instagram que hoy reúne a miles de personas con ganas de cuidarse desde dentro.
Y aquí es cuando me especialicé en nutrición y salud digestiva y actualmente curso la FP de Dietética para seguir ampliando mi formación.
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De los sueños a la realidad
En 2024 publiqué mi libro Lo importante está en tu microbiota y en 2025 recibí el Premio Aragón Influye al mejor contenido de divulgación científica.
Hoy compagino charlas, cursos y colaboraciones con un propósito: traducir la ciencia de la microbiota en herramientas prácticas para mejorar la salud.

Mi forma de entender la salud:
Para mí, la salud no se entiende solo desde la alimentación. La microbiota está conectada con el descanso, el movimiento, las emociones y hasta con cómo nos relacionamos con los demás.
Creo en un enfoque integral, basado en ciencia, pero también en empatía y en lo que cada cuerpo necesita.
Los pilares de la microbiota:
La microbiota se cuida cada día con pequeños hábitos.
Nuestra salud es como una mesa: necesita cuatro patas firmes para sostenerse.
Si una falla, toda la estructura se tambalea. Estos son los pilares que, en equilibrio, hacen que nuestra microbiota y nuestra salud se mantengan fuertes.
Alimentación
El combustible de nuestras bacterias. Una dieta rica en fibra, variada y con alimentos fermentados ayuda a que la microbiota florezca.
Descanso
Dormir bien regula hormonas, inflamación y permite que nuestro ecosistema intestinal se repare cada noche.
Movimiento
El ejercicio moderado y constante favorece un intestino más diverso y un cuerpo en equilibrio.
Emociones
El estrés y las emociones influyen directamente en el intestino. Cuidar la mente también es cuidar la microbiota.
Por qué este camino también es personal…
Mi relación con la microbiota empezó en casa. Mi madre fue la primera en sufrir problemas de intolerancias, y aquello despertó en mí la necesidad de entender qué ocurría en el intestino y cómo podíamos cuidarlo.
Con el tiempo, lo que empezó como una curiosidad se convirtió en una pasión y en el eje de mi formación académica. Descubrí que la microbiota no solo está relacionada con la digestión, sino también con las emociones, las defensas, el descanso y la salud a largo plazo.
Años más tarde, me tocó vivirlo en primera persona: tras una etapa de mucho estrés y desajustes, llegó mi diagnóstico de celiaquía. En un principio fue difícil de aceptar, pero también fue un recordatorio de que la salud es frágil y merece ser cuidada cada día con paciencia y constancia. Comprendí que no basta con acumular conocimientos científicos: también hay que aplicarlos, integrarlos y vivirlos.
Hoy sé que no se trata de buscar la perfección, sino de encontrar equilibrio en los pequeños hábitos diarios.
La alimentación, el descanso, el movimiento y la gestión emocional se han convertido en mis cuatro pilares, como las patas de una mesa que sostienen la salud. Y esa es la mirada que me acompaña cuando divulgo, enseño o comparto: una salud real, práctica y posible, que combina la ciencia con la vida misma.


El viaje con la microbiota no termina aquí
Sigue explorando y aprende conmigo